martes, 18 de enero de 2011

Vampiros Urbanos

Fue un año muy duro, el divorcio, alejarse de su hijo, radicarse en otro país, demasiadas cosas juntas, pero estaba en su ultimo día de trabajo antes de salir de vacaciones, había esperado este momento con tantas ansias, ahora podría viajar y ver a su hijo, llevarlo a pescar, andarían juntos en bicicleta, podrían ir al cine, tantas cosas postergadas, el sabía muy bien que el tiempo perdido no se recupera pero no quería desperdiciar ni un segundo de esta oportunidad.
Tenia todo en regla, pasaportes, dinero ahorrado en el banco, la valija lista, había terminado con toda su tarea laboral para no ocasionar ningún perjuicio a ninguno de sus compañeros en su ausencia, todos sabían de su viaje y de sus intenciones con su hijo por lo que lo alentaban y apoyaban totalmente, pero algo lo tenia intranquilo, en la ultima semana el jefe de sección lo había hecho quedar hasta tarde, ya entrada la noche con miles de pretextos y trabajos inventados, lo veía parado en el marco de la puerta de su oficina, mirándolo fijamente, unos ojos inexpresivos, fríos, realmente lo tenía muy nervioso con esa actitud.
Viernes, va cayendo la tarde y la hora esperada está haciendo su entrada, por fin por 15 días se libraría del yugo laboral y podría dedicarle todo el tiempo a su pequeño, pero volvió a ocurrir cuando ya no quedaba nadie, el jefe apareció de la nada parado en el marco de la puerta mirándolo fijamente dejó escurrir un sonrisa maléfica en su agrio rostro; se aproximo lentamente hasta su escritorio, no parecía caminar mas se asemejaba a una levitación y esos ojos negros y fríos como la noche lo habían paralizado.
En un abrir y cerrar de ojos estaba a su lado de repente le apoyo su mano en el hombro y entreabrió la boca….

-Martínez, no te podes ir, llego una remesa de trabajo importante y hay que sacarlo si o si. – Se volvió sobre sus pasos no sin antes mostrarle una vez más esa malvada sonrisa.
Se sintió desfallecer, toda su energía se había esfumado, en un segundo terminó liquidado, su cuerpo sencillamente se desplomo en el asiento.
....
....
....
No todos los Vampiros se alimentan de sangre.

viernes, 14 de enero de 2011

Bares y Poetas

Mañana de Verano, las primeras horas van bañando de sol las calles de Córdoba, aún medio dormido, camino respirando el poco aire puro que queda de la noche, sin el bullicio de los autos y los colectivos que el día nos obliga a vivir.
Me gusta detenerme en los detalles que normalmente no veo, por la urgencia que me trae al centro de la ciudad, a decir verdad no me gusta el bullicio y menos aún las aglomeraciones de gente, por suerte era demasiado temprano para que el malón desesperado pudiera arrastrarme entre olas de compradores compulsivos y especuladores bancarizados, sin dudas era un buen momento para disfrutar de mi ciudad.
Entré en un galería comercial que la verdad, no le había prestado atención nunca, nada del otro, mundo locales de todo tipo y un bar en el medio, salí sin siquiera ver de que se trataba, mi mente buscaba algo distinto algo que no me hubiera percatado de su existencia y que valiera la pena disfrutar, algunos bares me regalaron vidrios biselados otros tallados y encontré uno que tenía una hermosa entrada muy simple y sencilla pero la madera y el Vitraux me dejaron estático algunos minutos.
Tantas cosas que vemos sin ver, tanto que no podemos disfrutar por la vorágine diaria, que poco disfrutamos de nuestra existencia.
El caminar no hace camino, sin embargo volví a pasar por aquella galería  y entre camiones que descargaban gaseosas y proveedores de todo tipo encontré un cartel que indicaba la existencia de la “Plaza de los poetas”, no era un cartel comercial, esa indicación estaba hecha por la municipalidad lo que marcaba un lugar de interes público, “Plaza de los poetas” como fue que no la había visto y que ni siquiera conociera de su existencia, como es que un espacio cultural este así, metido en la nada, en un lugar que asfixia su propia entidad, no entiendo, juro que no entiendo.
Entre sin pensarlo, el bar del medio, estaba coronado por el cartel que hacia referencia a la plaza en cuestión, un sector central circular con una decena de mesas y sillas simples color aguamarina no era precisamente lo que imaginé como el reducto de bohemios y poetas, sin embargo, había ahí algunas mesas ocupadas, un hombre mayor con una pipa vestido de color marrón casi sepia, una mujer gorda de lentes, una pareja de enamorados, un pequeño hombre con sombrero gris y un hombre joven muy grande vestido de guardapolvo blanco.
Me senté próximo al hombre mayor y pedí un cortado, saque mi libreta para garabatear lo que se me viniera a la cabeza; inmediatamente una voz profunda pero apacible me dijo:
-. Colega ? – Era el hombre mayor, tenía una sonrisa franca y un semblante de abuelo gringo que hacia imposible no prestarle atención.
.- No por favor,  llego ni siquiera a ser aprendiz – Atiné a contestar, en ese momento el mozo me dejo el cortado en la mesa, mientras alcancé a escuchar que me decía-
-.Ya veremos … ya veremos – Se sumergió en la lectura de un libro mucho mas viejo que el y no me animé a decirle nada más, por ahora …
Cuando me iba no pude dejar de asociar a esa pequeña Logia, con los Hombres Sensibles de Flores del Negro Dolina, y está bien, por que acaso son privativos de Negro?  Claro que no! como me dijo aquel hombre sepia " Ya veremos .... ya veremos... " .
Me prometí volver.