De cuerpo escuálido, victima de la hambruna, se encontraba en aquella esquina mostrando lo que alguna vez debió haber sido una hermosa mujer europea, inmigrante por instinto, mendiga por desesperación vino a parir el fruto de sus entrañas en un país lejano, extraño a sus costumbres, a su idioma, a su vida.
Su marido había muerto en un enfrentamiento militar, no si antes haber preparado la huida acelerada de su mujer, preñada de su amor, cuidada con recelo enfermizo, dejo todo listo salvo su vida, seguramente en alguna parte habrá dado su labor terminada y su entrega justificada.
Su viaje fue digno de una película de terror, tan así, que su parto se adelanto injustificadamente, entre comadronas y trapos sucios la vida se abrió paso una vez mas y el pequeño vio la luz en un nuevo país, un país tan generoso con unos pocos pero tan cruel con otros.
Ella incansablemente habia buscado un lugar dentro de esta sociedad, pero se le negaba la oportunidad de trabajo, de esperanza, de dignidad, llevándola a mendigar comida para no morir de hambre y no arrastrar a su hijo a la misma suerte.
Estaba siempre en una esquina cualquiera, muñida solamente con un vestido estampado en pequeñas flores blancas, sucio, desgastado, su hijo en brazos y un pequeño cartel escrito con un pedazo de carbón que decía:
" Trabajo, Comida , Ayuda"
Un grupo de mujeres salían de una casa de ropa, cuando se acercaron a ella, fingieron no verla, hablando fuerte y mirando para cualquier lado, gesticulando como si eso pudiera tapar la miseria que estaba a sus pies, sin entender lo que decian, apoyo su hijo contra su pecho, se abrió tímidamente el vestido y comenzó a amamantarlo, el mundo le pasaba por encima, murmurando, rechazando, casi con asco, metiendo sus triste cabezas en el agujero que les tocaba vivir, sin importarles absolutamente nada a su alrededor.
Una vieja canción acunaba el sueño de aquel niño que por ahora, era tan ajeno a su destino como el resto del mundo. Se cuenta por ahí que un alma generosa, la llevo a buen resguardo y que hoy su hijo va a la escuela producto del trabajo incesante de su madre, mientras nosotros, avestruces inmutables, seguimos con la cabeza en nuestro único y triste agujero.