martes, 20 de noviembre de 2012

Allá a lo lejos


- Hijooooo hace calor!!! por que no entras y dormis la siesta...

A quien le importa la siesta, cuando en la colonia la gran arboleda me regala ese perfume a tierra húmeda, a escondite de verano, a jardín escondido.
Juego a cualquier cosa, una ramita, una lombriz, las piñas caídas de aquel gigantesco pino, todo es válido en mi reino de fantasía, todo es bueno para disfrutar.
El aire caliente se vuelve brisa bajo lo árboles y me regala su caricia en mi cara.
A quien le importa la siesta.

- Hijoooooo ponete una gorra aunque mas no sea, te va a hacer mal tanto sol!!!

Como me puede hacer mal el sol? si tengo todo este bosque que me cuida.

- Maaaaa estoy bien!!!
- Vení a tomar la leche y después seguís
- Uffff voy ma!

Una bocina estridente corta la brisa caliente que cachetea mi cara volviéndome a la realidad, el semáforo está en verde y la gente está impaciente, nadie quiere llegar tarde al trabajo; el calor a esta hora de la mañana, presagia un día donde habrá que tener un poco de imaginación y mucha paciencia para soportar el cemento y el humo de la gran urbe.

Allá a lo lejos, quedó la infancia en la colonia de vacaciones,
allá a lo lejos quedo aquel niño que se niega a desaparecer del todo,
allá a lo lejos.



viernes, 2 de marzo de 2012

Chachin

 
Me trajo años atrás el poder de la memoria, cuando dorado de siesta  la tarde se teñía, la viva imagen de aquel desdentado ser, vapuleado de alcohol , hirsuta la barba, bruno de piel, cristal de alma.
Perros, latas, cartones, botellas, inseparables, a la vez cruel compañía, ese que fue abandonado cuando la pendiente se hizo incómoda, por esos, esos que dijeron ser amigos para toda la vida, esos, esos que en la puerta del abismo con saña impávida lo empujaron para verlo rodar entre escombros.
Maloliente y desgarbado, sonrisa de cajón desvencijado, regalo para nosotros entre tanta plaza vacía, de valor engalanados acercábamos por vez primera al intocable, aquel que nuestros padres prohibieran con ahínco, aquel que dentro de sus harapos entre tapitas de colores y etiquetas de cigarrillos balbuceara un idioma por nosotros incomprendido pero lleno de amor.
Inocente ser, de sonrisa vacía con sonido a piano viejo, viajaba con la mirada al vernos  columpiarnos buscando el cielo con las manos, despegando los pies de la tierra buscando caminar en el aire sin tocar las nubes después del vertiginoso tobogán de madera, tal vez imaginando una infancia oculta ahogada de olvido y pena.
Una tarde, mágicamente, desapareció de la plaza para nunca más volver, buscamos debajo de cada árbol, entre los perros, los cartones y las latas, pasó el verano y el invierno fue mas cruel de lo normal, no hubo ceremonia, ni llantos, nadie hablo por él, nadie lo extrañó, 35 años después la memoria lo trae de nuevo, casi que me dan ganas de pasar por la vieja plaza a buscar su sonrisa desdentada, su abrigo impregnado de alcohol y pedirle alguna tapita de color para tener que patear camino de mi casa.
Que cosa extraña es esto de los recuerdos, tan profundamente escondidos, tan bellamente recuperados, son como esos tesoros en el fondo de algún barco hundido, esperando el momento oportuno, para que entre tanto manto de olvido volver a relucir como el oro.

miércoles, 25 de enero de 2012

En una canción

El sonido de mi triste bachata
Me estruje el corazón
Pensando en la sin razón
De perderte en la mañana

Necio fui y sin compasión
Fui truncando nuestras vidas
Hoy al ver tu partida
Escribo la letra de esta canción

Entre acordes de dolor
Las tensas cuerdas de mi guitarra
Hacen tajos en mi alma
Pidiendo a gritos tu perdón

Es tarde, la música a terminado
Cansado, abatido, extenuado
Dejo la guitarra a mi lado
Como dejando mi interior

Te vas, sin palabras, sin perdón
Como se va la mañana
Y en la húmeda ventana
Mi reflejo me mira con rencor.