martes, 23 de febrero de 2010

Madres

La noche le franqueaba el paso y la selva se había convertido en una fortaleza impenetrable, su pequeño y frágil cuerpo se estremecía con cada uno de los sonidos que emanaban por doquier.
La picardía de esconderse de su grupo y hacer enojar a sus padres estaba costándole demasiado caro, piernas laceradas por espinas que se asemejaban a dagas hambrientas, magullones en sus brazos y la ropa hecha jirones eran solo el inventario visual de su tragedia.
Un cañada profunda tapizada de musgos lo había tragado absorbiéndolo del sendero y de la conexión con el contingente que visitaba el mato grosso, con sus infantiles 9 años no tenia mucha chances de sobrevivir.

La búsqueda había sido infructuosa, el grupo de rescate nada podía hacer en medio de la noche y aun cuando algunos lugareños se ofrecieron a continuar todos sabían que las posibilidades se acortaban bruscamente con la llegada de las penumbras.

El corazón le latía con la furia de una estampida, seco de llorar se había acurrucado en posición fetal en la base de un enorme y frondoso árbol, quizás buscando que lo abrace y lo cobije como si volviera al útero materno en una regresión propia del desasosiego que lo embargaba.

Olio en el cielo ennegrecido por el techo de árboles y percibió el aroma a miedo mezclado con sangre y sudor, días habían pasado desde su ultima presa y ya sin nada en el estomago y sus cachorros lejos de ella, sus sentidos se agudizaban aun mas.
El negro de su pelaje la camuflaba perfectamente siendo mas noche que la noche misma, solo sus grandes pupilas dilatadas y los blancos colmillos la volvían visible.

Lleno de barro y mojado hasta los huesos no podía dejar de temblar y de pensar en sus padres en su casa, en volver; nunca mas se alejaría de sus padres, nunca mas se portaría mal, solo le rogaba a su Diosito que no le pasara nada y que alguno de esos ruidos fueran producto de la llegada de sus padres y del rescate tan ansiado.

Sus padres con el corazón yermo y la garganta florecida de tanto gritar su nombre no podían dar crédito a lo que les estaba ocurriendo desechando cualquier  otro final que no fuera el encontrar a su hijo y abrazarlo para siempre, pero la realidad les cercenaba toda esperanza.

Sus ojos se entrecerraron sigilosamente se deslizo por la alfombra verde de musgo y esperó paciente el momento oportuno, agazapada, tensando cada uno de sus músculos predispuesta a un solo salto que le prodigara la victoria.

Una vez más recordó sus juguetes su cama, la caricia de su madre en la mañana el apretón de su padre por la tarde, la desesperación finalmente lo venció.

Vio la oportunidad perfecta, su presa yacía en el piso temblando, un salto potente, una certera dentellada y todo había terminado.

En ese mismo instante su madre se paró en seco, un dolor en el pecho le desgarro el alma, grito el nombre de su hijo y cayo de bruces al suelo, sabia internamente lo que habia ocurrido.


La mujer se vio arrastrada por su marido hasta que juntos tendidos en el piso se lloraron la vida.

La pantera llevaba entre sus fauces el alimento que permitiría seguir manteniendo a sus cachorros un tiempo más.


La mujer hubiera matado por salvar a su hijo, la pantera habia matado para salvar los suyos.

12 comentarios:

El Gaucho Santillán dijo...

Que triste.

Bien escrito, flaco, pero un poco angustiante para los padres obsesivos como yo.

Un abrazo.

Fabiana dijo...

Merde..
Ya sabía que iba a terminar así..

Excelente(como siempre!!), adhiero al Gaucho: Terrible final para una madre(en mi caso), obsesiva..

Pero es otra manera de ver la cosa.
Otro punto de vista.
El final lo explica todo.
Yo también mataría por salvar a mi hijo, ella lo hizo.
Excelente relato, se me puso pielde poyo y se me piató un lagrimon!

Abrazo grande y besote a Clau!!♥♥

laura dijo...

auch!!, me corrio frio de pensarlo y me sigue dando, le juro.

muy bueno, las descripciones estan fantásticas, un lujito señor y el título es impecable, despues de leer la historia, crece aún más, es más potente

un abrazo y un beso para usted

Canoso dijo...

Ayer justo vi un documental que trataba sobre las orcas y como cazaban cachorros de lobos marinos.
Si hubieras visto la desesperación de la madre cuando su hijo desapareció entre las fauces de ese terrible bicharraco de 9 toneladas, te hubiera helado la piel.
La bióloga que comentaba las imágenes decía lo mismo que vos.
Era triste ver la muerte del pequeño pero la orca también tenía que alimentar a los suyos....
Buen relato (como siempre).
saludos con peperina.

Claudia dijo...

Como dice la Fabi, se me puso la piel de poyo!!...en cordobes seria de poio!!, me dejo un sentimiento de impotencia, porque comer a ese angelito??,si ya se para alimentar a sus hijos...a veces la naturaleza es muy cruel con respecto a la supervivencia, la ley de las selva como dicen...
Muuuuuuuuy bueno tu escrito, me encanto!!

besotes♥♥

Duna dijo...

Muy bien escrito, amigo.
Sucede que por salvar a un hijo, o a una cria, una madre hace lo que sea. Pero claro, la naturaleza es sabia.

Me has dejado un comentario en mi blog, y es justo lo que digo en el poema, que el amor es desenfreno, que no caben medidas. Me has captado fenomenal.

Muchas gracias por estar y compartir.
Muchos besos Flaco.

Sandra Figueroa dijo...

Magnifico texto. Cierto que por los hijos, las madres somos capaz de todo, hasta de matar...............En la lucha por la superviviencia, una madre tenia que salir vencedora. Saludos, cuidate.

ElFlaco dijo...

Gaucho:Triste, cruel, despiadada siempre tildamos a la naturaleza con estos adjetivos pero en realidad es Natural unos mueren para que otros sobrevivan.
Como padre ovbiamente que mataria por mis hijos y te lo digo con total sinceridad no lo dudaria un instante.

Fabiana: Con tanta piel de poio le van a terminar saliendo alitas mire vea.Gracias por el abrazo al beso de la Clau se doy a penas llegue a casa.

Carugo: Es lo que le decia al Gaucho, la naturaleza puede que sea cruel pero no mas que nosotros si nos ponen en esa situacion de matar para dar vida a nuestros hijos, de todas maneras somos parte de la naturaleza no tenemos que mirarla como espectadores.
Un abrazo con burrito pal mate.

Clau: La pregunta seria por que no comer ese angelito, si para la pantera es otra presa mas, vos no dudarias en matar si la vida de tus hijos dependiera de eso, aun cuando ese acto te lleve a cargar una mochila el resto de tus dias, yo se que no dudarias.
Menos mal que se les da por la piel de poio con lo cara que está la carne de vaca, ups! no estamos haciendo lo mismo que la pantera ??? Besotes mil.

Duna: Gracias a ti por leer, una madre es una madre en cualquier caso, por eso es tan sabia la naturaleza.

Poetiza: Ante todo bienvenida a mi humilde casa virtual y gracias por tu tiempo en leer, yo agregaria algo que obviamente no se ha tocado en este texto pero somos capaces tanto de matar como de morir por ellos y eso tambien es una ley natural.

Fabiana dijo...

Mirá, si no me salieron alitas cuando hize dieta a base de poio casi por un mes, nunca mas.. :P

Pero me prendo de tu última respuesta, la que de Poetiza:
Cierto, ni hablar que si es necesario matar para que Tincho sobreviva no lo pienso dos veces.
Suena feíto, pero es la realidad.

Y lo que tre a colación Caru es la realidad y el mejor ejemplo para que a uno se le vaya un poco la piel de poyo: En la naturaleza(propiamente dicha), es matar o morir..

Besotes para los dossss!!♥♥

El gato vagabundo dijo...

¡La vida es tan simple de explicar!... hasta que aparecen los sentimientos. Ahi se desdibujan todas las teorías.

Yo quería que se salvara. Fiel a mi costumbre de querer lo que no es posible tener.

ElFlaco dijo...

Fabiana: Es tal cual la naturaleza no pide permiso ni da explicaciones.

Gato: Yo tambien queria que se salvara pero la naturaleza como le dije a Fabi no pregunta.
Y ahi no hay sentimientos que valgan.

Sandra Figueroa dijo...

Flaco, tienes razon: Una madres es capaz hasta de morir por sus hijos, cierto. Paso a dejar saludo y beso, cuidate.